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Fin de semana (parte I): la ceremonia de los JJOO

Fin de semana (parte I): la ceremonia de los JJOO

(Foto: publicidad de Adidas en Shanghai para los JJOO)

 

El viernes, Roberto, uno de los chicos españoles que conocí el otro día por casualidad, me llamó para ir a ver la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos.

Acordamos vernos en un bar-restaurante llamado Cotton´s, en la antigua Concesión Francesa de Shanghai, en el centro sur de la ciudad, así que cogí un taxi desde mi casa y llegué allí sobre las 19:30. Nada más entrar me saludó un chico en español, que resultó ser el amigo con el que Roberto había quedado. Me presentó a la que creí que era su novia, Jean, una chica honkonesa que me explicó que eran vecinos (y no sé si algo más), y estuvimos un rato hablando y pensando a dónde podíamos ir a ver el espectáculo porque el Cotton´s estaba lleno y solo se podía cenar si habías reservado.

La honkonesa era un personaje que merecería más espacio en esta entrada... jajaj... Pero, lo siento.

El local era muy bonito aunque un poco pijo, tenía un jardín con césped lleno de mesitas y sillas de madera iluminado con velas. La mayoría de la gente era occidental y las chinas que se veían iban acompañadas de hombres no chinos.

Al final llegó Roberto y decidimos irnos a un sitio horroroso, un bar americano lleno de hooligans forrados que propuso la honkonesa. Digamos que el cliente medio era un hombre anglosajón de unos treinta y tantos que trabaja para una multinacional que tiene delegación en China, odia este país pero está en él porque le ingresan mucho dinero a final de mes, aunque necesita alcoholizarse porque su vida da asco. Aunque también había gente con otros perfiles: chinas cazadoras de yupis occidentales, jóvenes europeos y americanos que hacen prácticas en Shanghai... Todo tipo de fauna.

Estos bares son como una plaga en las zonas donde las empresas occidentales tienen sus oficinas. Este estaba muy cerca de la calle Nanjing, el equivalente shanghainés de la Quinta Avenida de Nueva York. Para que os hagáis una idea, era una especie de pub irlandés de dos plantas bastante grande, con unos cuantos billares y pantallas planas por todas partes, normalmente destinadas a emitir todo tipo de acontecimientos deportivos que interesan al hombre medio anglosajón heterosexual: Fórmula 1, fútbol, rugby, béisbol... La quintaesencia del mal gusto. Por supuesto, todo regado con toneladas de machismo, prostitutas chinas, cerveza a borbotones y nacionalismos exacerbados. Priceless.

Al final nos pedimos unas cervezas y unos nachos y nos pusimos a ver la ceremonia apretujados entre directivos de multinacionales borrachos.

La verdad es que lo que más me gustó fue la primera parte del espectáculo, la parte en la que tocaron los tambores. El resto no estuvo mal pero para mi gusto le faltó algo de acción. La guerra y los conflictos se representaron poco o nada.

Una de las cosas más interesantes de haber visto la ceremonia en un bar con clientela internacional fue observar las reacciones de la gente cuando salían los deportistas representantes de los diferentes países. En resumen:

China y EEUU fueron los más aplaudidos, aunque EEUU tuvo aplausos y abucheos casi a partes iguales, sobre todo mucha gente le puso mala cara a Bush. Al equipo español le prestaron más atención de la que me esperaba y recibió bastantes aplausos. Sarkozy fue el político más vitoreado por la gente y una negra se subió a una mesa de billar a bailar cuando salió la delegación francesa...

En general, y a pesar del alcoholismo, la gente estuvo muy atenta a la ceremonia y aplaudían cuando acababan las diferentes partes del espectáculo o cuando alguna representación les gustaba especialmente. Además, las calles estaban mucho más vacías de lo habitual.

Eso si, los camareros, todos chinos, estaban trabajando como locos sirviendo cerveza y casi no miraron la tele. La pela es la pela, y más en la China “comunista”.

 

 

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